Claudio, el desnutrido. Edelmiro de ojos chiquitos y papada grande. Y alias Pappo, de conformación grotesca. Tres feos requetefeos de la Argentina que, sin embargo, son...

3 GRANDES GUITARRAS 3

El criterio utilizado para determinar cuáles guitarristas integrarían esta nota fue, exclusivamente, el virtuosismo musical. No se tomó en cuenta la fama, la fortuna ni la belleza física. De esto último pueden darse cuenta con sólo mirar las fotos: los tres son realmente feos. Edelmiro Molinari, primera guitarra de Almendra, es regordete, con abundante y poco graciosa papada, ojos pequeños y hundidos, patillas escasas y, como si esto fuera poco, le faltan algunos dientes.
Claudio Gabis, de Manal, es sumamente bajo y atrozmente flaco. Apenas ve, y sus incisivos dientes están enviados hacia adelante. Su pelo, de un rubio triste y desteñido, es quebradizo y rebelde. Sus facciones, demasiado angulosas, le otorgan un aspecto de desnutrido que dan ganas de convidarlo a tomar un café con leche.
Norberto Napolitano, (a) Pappo, guitarrista de Los Gatos, es a todas luces el menos agraciado por naturaleza: voluminoso y de hombros caídos, este desafortunado muchacho sufre desde niño de un insoportable defecto en la dicción que hace imposible entenderle más de dos palabras seguidas. A esto se suma que el joven Napolitano luce (¿luce?) una barba rala y un bigote tan tímido que, unidos a un corte de cara poco común y a su disonante nariz, le dan una imagen de colección.
Pero nadie es perfecto, cronopios grandes y niños, y a cambio de tanta fealdad estos tres señores son los mejores guitarristas de la Argentina. Llegar a serlo representó para ellos diez veces más esfuerzo y dedicación que un joven inglés o norteamericano, ya que éstos crecen rodeados de buena y variadísima música, amén de las mejores guitarras y equipos del mundo, y completa discografía de los super-violeros que hay que escuchar y estudiar:
B. B. King, Mike Bloomfield, Albert King, Eric Clapton, Wes Montgomery, Muddy Waters, y otros muchos que la mayoría de los argentinos no conoce, pero Pappo, Claudio y Edelmiro tengan por seguro que sí.

Pappo

Los guitarristas favoritos de Pappo son B. B. King y Peter Green. El primero es el padre de todos los guitarristas actuales de blues, y, por supuesto, uno de los mejores. Peter Green es primera guitarra del conjunto inglés Fleetwood Mac, uno de los primeros que impusieron el boom de los blues.
Estas aclaraciones son importantes para entender el claro estilo de Pappo: agresivo, rápido, cargado de sex-appeal y fraseos efectistas. Sus arreglos y temas son musicalmente percusivos, como latigazos de blues; insultos perfectos.
Pappo integró numerosos conjuntos antes de entrar a los delirantes Abuelos de la Nada, y al dejarlos, hace poco más de un año, inició una meteórica carrera que incluyó como postas a Manal, Engranaje, Carlos Bisso y su Conexión N° 5, para convertirse últimamente en guitarrista de los resurgentes Gatos.
Pappo tiene buen gusto: sus conjuntos e intérpretes favoritos son Jethro Tull, Johnny Winter, Fleetwood Mac, John Mayall, Albert King, Rolling Stones, Bob Dylan y otros, pero no le gustan Cream ni The Beatles (!!!).
Teorizando sobre su vida y la música, Pappo siente que son lo mismo, sin fronteras definidas entre ambas; una fusión que permite que sus mayores satisfacciones las obtenga tocando o que sus peores momentos sean cuando hace un mal show.
Esta posición espiritual de Pappo es relativamente reciente. Hace sólo diez meses que tomó conciencia de lo vital de su música, y por eso se siente contento. Otras razones para estar contento son su nuevo equipo Fender (el modelo más grande) y su Gibson Les Paul negra, la mejor guitarra para blues del planeta y sus alrededores.

Claudio

Claudio Gabis es el iniciador en la Argentina del nuevo concepto de primera guitarra. Fue el que introdujo la distorsión, el vibrato "a dedo", el feed-back y todos los recursos bluseros tanto musicales como técnicos que, poco a poco, están adoptando los demás guitarristas. Tanto Claudio como Pappo o Edelmiro son totalmente autodidactas en su instrumento, en particular, y en la música, en general. Claudio sólo recuerda "algunos libritos" de ayuda en su rápido aprendizaje. Desde el comienzo, lo influenciaron los músicos negros y los blues, sobre todo el genial Ray Charles. Un poco después descubrió a Bob Dylan, Mike Bloomfield y B. B. King, sus mayores instructores.
Un viaje a Estados Unidos hace 2 ó 3 años, fue decisivo para su entrevista inclinación musical, ya definida: "Mi idioma de expresión son los blues, absolutamente".
Su estilo, intelectual pero no falto de feeling, es riquísimo en recursos y resoluciones, un poco opuesto al de Pappo. Prefiere los fraseos lentos (pero no por falta de velocidad), muy musicales y complejos, intel¡gentes y maduros. Sus excelentes arreglos son distintivos del personal sonido de Manal, el trío de virtuosos.
Hablando de conjuntos o solistas preferidos, Claudio se inclina por los ya separados Cream, la excelente Butterfield Blues Band, Bob Dylan, John Mayall, Jimmy Reed, Muddy Waters y, de los últimos surgidos, Led Zeppelin, Jethro Tull y The Band.
De la serena presencia de Claudio en escena surge la pregunta de cómo se siente al tocar: "Cada vez me siento más que toco mi música, mi realidad, yo. Me transporto, me tranquilizo, pierdo el sentido del tiempo, mi tabla de valores se altera, cambia la importancia de las cosas. Me siento realmente muy bien".
Claudio es tan culto, equilibrado, sereno y orientado, que nadie diría que es un músico, hasta que empieza a tocar. Ahí su estabilidad personal se convierte en un instrumento de creación tal que hace pensar que es una consecuencia de otro.
Es dueño de una Repiso de caja y de una Fender Telecaster (guitarras) y su colección de discos es una de las más completas del ambiente.
Claudio toca, además y muy bien, el piano, el órgano y la armónica, tiene 20 años y es tan feo como se detalla al comienzo.

Edelmiro

Sobre el escenario, Edelmiro Molinari permanece firme y callado. Lo único que indica que está vivo es su movediza mano y unas extrañas muecas que varían según las características de su punteo. La explicación es que Eddie (como se lo llama) sufre al tocar, nunca está satisfecho con su creación. Por suerte, el público sí. La posición de Edelmiro, similar a la del resto de los integrantes de Almendra, es etérea y total. Habla de integrarse al cosmos, de ser parte de él, con amor, con paz hasta el infinito que es uno y es todo. Aunque feo, feísimo, Edelmiro es una hermosa persona, dulce y almendrada. Y así es su estilo con la guitarra: barroco, abierto a cualquier influencia, sobre todo a la de él mismo. Se lo podría llamar un anti-estilo extraño y sincero, que juega hábilmente con los graves y los agudos, con la velocidad y el fraseo perfecto.
La amplitud musical de Edelmiro se extiende a sus gustos e influencias. No declara en primera instancia ningún guitarrista favorito pero, al insistírsele, nombra a 3 tan dispares como Wes Montgomery, Mike Bloomfield y Django Reinhardt. Pero nuestra insistencia no bastó para que precisara alguna influencia: "Todo, loco, todo". El primer conjunto y único en que estuvo Edelmiro fue y es Almendra, y él da mucha importancia a esto: "Yo toco en primer lugar para los músicos que están tocando conmigo porque aspiro a una fusión musical total en el conjunto, que sea una sola cosa". Nuevamente el asunto de la universalidad, la totalidad, el cosmos vuelve a parecer y, en lo referente a Almendra, es cierto en todo.
Edelmiro ama la naturaleza, estudia veterinaria, tiene una Hangstrom de 12 cuerdas, una Fender Stratocaster y una Repiso. Por su cuenta, quiso agregar que quiere a todo el mundo.

 
3 GRANDES GUITARRAS 3
Revista "Cronopios"
Enero de 1970