Entrevista con Norberto "Pappo" Napolitano

"Todavía sigo en pie"

El nuevo disco de Pappo's Blues, la muerte de sus padres, la vida sana después de tanto exceso, el deseo de enamorarse a los 50, la inseparable tríada mujeres-fierros-rock and roll...

Siempre lo vinieron a buscar. Ahora mismo, el timbre de la casa de La Paternal de la que siempre se fue para volver y en la que se hizo construir un altillo a manera de dúplex -aunque conserve intacta (y desprolija) su habitación de toda la vida-, suena en manos de una rubia. La misma con la que se dejaría ver por la noche de ese día ante los paparazzi del circuito farandulero porteño en un restaurante frente al Hipódromo. Nada singular, por cierto. "Qué sé yo, tiene como veinte novias", dirá después un colaborador de Norberto "Pappo" Napolitano. Sí, así es y así fue. A Pappo lo vinieron a buscar los hombres soul de la Conexión Nº 5 (el grupo de covers de Carlos Bisso) cuando el muchacho maravilla de La Cueva ya, en pocos días, le había dado estatus de pequeña leyenda al rumor que lanzaba como novedad su carácter tosco y su guitarra voladora. A Pappo, tocando este mismo timbre, lo vino a buscar el productor Jorge Alvarez, aquel hacedor de rock argentino, hace 29 años con una idea (y un contrato): Pappo's Blues. Y por la casa de La Paternal dan vueltas hoy los señores que lo vieron tocar en Raiders (la meca de los mister moto criollos) con su nuevo power trío, lo buscaron y le ofrecieron un nuevo contrato por un nuevo disco. Porque Pappo, la leyenda salvaje del rock argentino, estaba hasta hace poco en estado de gracia: tocando aqui, allá y en todas partes. De manera imperceptible, casi. Aunque resulte dificil asociar la idea, de imperceptible a este tipo que es pura presencia. Un monumento al rockero pesado argentino en el que la tanada más rústica y el rugido del amplificador Marshall confluyeron para crear a esta bestia (él mismo se definirá en esos términos después) cuya voz, todos la conocemos, hace pensar en lianas antes que en cuerdas vocales.

Entonces: la idea de Pappo (el tipo que está ahí afeitándose frente a quien quiera verlo, el héroe de la guitarra y también una noción, un sustantivo) como el Yeti del rock nacional. La gran bestia rock a la que hay qué ir a buscar a su terreno de tanto en tanto... "Pero no siempre fue así. Muchas veces he tratado de acercarme yo. Por ejemplo, el disco de Riff (se refiere al último, Que sea rock) yo lo fui a ofrecer a todos lados... y nadie lo quiso."

¿Qué te decían?

Me decían que yo, por ejemplo, grababa y me iba a ir a otro país, como hice siempre. No me tenían confianza como para que yo tenga una continuidad. Y en realidad, es de ambas partes: yo no tengo continuidad, yo sigo siendo igual. Pero cómo puede ser que no le tengan confianza a un tipo que grabó más de veinte discos.

¿Qué control tenés de todo ese material?

Ese platino que ves ahí de Blues local, ¡yo tendría que tener varios de esos! El primer Pappo's Blues fue platino seguro, el segundo, tercero y cuarto también. Y los dos primeros de Riff. Todo eso no lo vi, a mí me curraron bastante. De las reediciones que hicieron de Pappo's Blues, yo ni idea. Mis derechos los tiene otro.

¿Entonces vivís del taller mecánico?

No, el taller es un hobby. Yo con plata que fui ganando a lo largo de mi carrera hice una reserva, tengo una cuenta bancaria más o menos importante, vivo un standard de vida normal, tengo un buen auto, una (moto) Harley Davidson, un departamento, mi casa...

Ambiente de la entrevista: Pappo de jogging y cuero deja en suspenso un almuerzo de arroz integral, remolacha y grisines sin sal ('tengo cuarenta y nueve pirulos, me cuido') y retumba en las paredes de la cocina contando su hazaña sexual del fin de semana. Su perro Cactus duerme bajo la mesa. Es una situación agradable si se tiene en cuenta que este tipo ha dado reportajes entredormido en la cama, cortándose las uñas de los pies o bajo la ducha.

Y bastante íntima y dolorosa también. Este supo ser el centro de operaciones de Angelita, la señora de casi ochenta años que junto a su esposo Carlos ocupó una platea preferencial de Obras para cuando Pappo presentó, en su momento de mayor convocatoria en la década, Blues Local. Desde el año pasado, no están más. Murieron con diferencia de meses. Pappo, en su momento más frágil, se enrosca en la silla y piensa en voz alta: 'Nunca me imaginé que se iban a morir. Pero yo no sabía que los quería tanto hasta que se fueron... Y reaccioné recién hace poco... tuve un bajón así... grosso, perder el sostén, el apoyo del afecto qué te dan los padres. Es que por como eran mis viejos, que se murieron enamorados, esto me dejó dando vueltas sin saber para dónde ir'.

¿Pensaste en dejar esta casa?

-Nunca. Esta casa es intocable, es parte de la historia.

Pappo, tu único hit en los últimos años fue Mi Vieja. ¿Vas a seguir tocándolo?

No. Ese tema nunca me gustó. Lo hice a pedido de Sebastián Borensztein, y mis fans, los verdaderos, no me lo piden porque tampoco les gusta.

A pesar de todo, El auto rojo es un disco que no filtra dolor. El hombre que ahora tiene tres cuartos de su humanidad sobre la mesa tiene una explicación. 'La música es como ir a pescar. Cuando yo llevo el barco al muelle, vos te subís a mi barco y los problemas los dejás en tierra. Porque si no te tiro del barco: es así de corto.'

Pero que no cambies esencialmente de temática hace pensar que querés pasar por un tipo de 25. ¿Te sentís así?

¡No!...Yo me siento con la edad que tengo. Lo que pasa es que me sale esto, lo que cambia un poco es la manera de tocar la guitarra, yo pienso que adelanté un poco técnicamente, ¿no?

Eso no lo duda nadie... Pero a grandes rasgos hablás de fierros y de chicas...

Sí, sí. Yo otra cosa, en la cabeza, no tengo. Para mí el rock and roll va acompañado de mujeres y fierros. A mí lo que me gusta es una buena mujer, un buen auto y una buena guitarra... ¡Ahhhhh! (suspira casi) con eso soy feliz. Yo no me puedo ver sin una campera negra en un auto. No me puedo ver de otra manera.

Ahhhh!, deberían verle la cara a Pappo cuando dice una-buena-mujer. Al yeti enternecido se le dan vuelta los ojos. Habla de una noche al parecer inolvidable con una bailarina. "Yo pienso que estoy buscando mi pareja, el día que la encuentre paro, ¿viste?"

Pero pasó bastante tiempo...

Y no la encuentro.

Un casting medio largo el tuyo, ¿no?

¡Mata el casting!, mi vida es un re-casting. Pero también mata enamorarse. Ojo, puedo enamorarme de una prostituta también. ¿Por qué no?

Hay un blues nuevo, Whisky malo, en el que hablás de alguien que llora por una chica. ¿Te pasó eso?

Sí, sí, me pasó... Por el alcohol, a mí me dejó una novia a la que quería mucho.

No tomás más por prescripción médica, pero por el disco casi desfila una bodega.

Sencillo: soy un alcohólico. Y me acuerdo de cuando tomaba alcohol

Podrías cantar sobre agua mineral, karate y gimnasio, que es tu nuevo mundo.

No. Una cosa soy yo y otra el personaje Pappo's Blues. Y él es la estrella. Cada vez lo veo con más distancia. Yo tengo el personaje que soy muy loco y reventado pero en realidad soy bastante normal. Aunque al personaje lo respeto a muerte.

¿El motoquero de la farándula, el rocker de Sky Ranch, eran personajes o eras vos?

Ya me corrí un poco de eso. Porque se subieron todos al carro de queyo era fashion. Yo no puedo ser fashion nunca: ¡Si soy una bestia! Hasta me quisieron dar un Martín Fierro por mi trabajo en Carola Casini. Una payasada. Me fui afuera, al campo. Viví otro poco en una isla del Tigre. Hasta que me dieron ganas de volver a grabar. Y acá estoy.

¿Qué sentís hoy con la letra de El viejo (uno de su mejores temas delos setenta, que habla sobre el paso del tiempo)?

Y, pasó... pasó (se ríe). Fue una visión que tuve de muy joven y acá estoy, todavía... Todavía sigo en pie.


Brian si, el Che no


"Lo que no soporto es la gente que lucra con lo latino, todo eso me da... no sé. La onda bolche, ¿viste?"

¿Qué onda bolche?

El Che Guevara y todo eso.

¿No te atraía su causa?

¡No!, yo nunca le di bola, porque se parecía a Miguel Abuelo.

¿No era un gesto de rebedía?

¡No! ¿Cómo te vas a pelear contra una nación? ¡Rebelate con el arte!

¿Preferías a Brian Jones (de los Rolling Stones, que murió en 1969)?

Seguro, ¡por favor!, me pongo de pie. (Pappo se pone de pie, invita a hacer lo mismo y junta las manos como rezando). Querido Brian, este muchacho y yo te mandamos un saludo. Yo quiero tener una guitarra en la mano, no una granada. Yo al Che no lo hubiera invitado a mi casa.

 
"Todavía sigo en pie"
Suplemento Espectáculos, Clarín
6 de Septiembre de 1999
Fernando García
David Fernández