Siempre están volviendo

Pappo, Adrián Otero y Ricardo Tapia se unieron para hablar de blues, excesos y hasta de Tinelli y Pergolini. Sus respectivas bandas -Pappo's Blues, Memphis y la Mississippi- tocarán mañana en Liniers.

Aguante El Carpo", gritan unos chicos, con la botella de cerveza alzada, desde una vereda de Barracas. Norberto Pappo Napolitano los saluda y sigue su camino hacia el bar, junto a Adrián Otero y Ricardo Tapia. La conversación salta de Muddy Waters al luthier de guitarras y, de ahí, a la cumbre blusera que tendrán mañana en Liniers: será la segunda vez que Pappo''s Blues, Memphis y La Mississippi toquen juntas. Las carcajadas de los músicos son truenos que sacuden la tarde soleada. Pero el estruendo mayor lo logra Pappo, cuando se aprieta la aleta nasal derecha con el dedo índice y lanza un soplido de sifón, sin reparar siquiera en sus All Star negras. Después se pasa el dorso de la mano por la cara, como un limpiaparabrisas, y dice: "A esta hora no me sale nada de la cabeza" Son las tres y media de la tarde; acaba de levantarse.

La comitiva se detiene frente a un Valiant plateado. Los tres elogian la máquina, acarician al chasis como si fuera la papada de un bebé. Dos minutos después, están sentados a la mesa del bar. Pappo tiene 52 años, anteojos oscuros y campera del Hard Rock Café. Su voz retumba cuando dice: "Vamo' a pelar lomo" y se queda en remera. Otero, de 47, usa campera de cuero marrón y luce más delgado, elegante e incluso joven que hace 20 años. "¿Qué querés? En esa época estaba en la plenitud de mi decadencia", recuerda. Tapia, de 40, lleva un pin de Flash Gordon en la solapa y fotos de sus hijos en el llavero. Con su polera y sus botas de gamuza, parece un estudiante de letras. "Sólo El Carpo puede llamarme Robin o El joven maravilla", aclara.

Después, él y Otero hablan de la influencia de Pappo's Blues y Manal en su música. Una moza se acerca, les pide autógrafos a todos y se va con un pedido abundante en cafetines y aguas minerales.

- Un menú que no tan blusero...
- Otero: En el comienzo, el alcohol estaba en el centro de las reuniones. Con los muchachos vaciábamos una damajuana de tinto en una palangana, le echábamos naranja... y meta viola criolla y blues. Pero esa historia dura lo que dura el hígado.

Pappo: Si no fuera por el hígado, seguiríamos tomando.

Otero: Me gustan más los solos tocados a las dos de la mañana que a las dos de la tarde. Pero hoy también estoy en condiciones de cantar a las once de la mañana.

- En 1993 estuviste cerca de morir. Después dijiste: "No quiero sentir culpa por estar bien. Soy el de antes pero sano"...
- Otero: Ahora creo que sentirse mal por sentirse bien es una locura. Pero te aclaro que lucho todo el tiempo contra los demonios. A veces pinta el viejo Dylan Thomas (poeta galés que murió después de haber tomado 18 whiskies).

Pappo: Uno tiene recaídas de vez en cuando. Adrián dejó todo por lo físico; yo no daba más mentalmente. Si se quiere a la música, hay que cuidar el instrumento.

Tapia: Yo tomo solamente en las comidas. Tuve otros excesos. Pero la música es curativa, te pone derecho.

Pappo: Fijate el Polaco Goyeneche. El médico le dijo: Maestro, va a tener que largar la ginebra. Pero igual se murió. O sea que hay que dejar antes de cierto momento. Hay que dejar en la anteúltima.

- Pasemos a la música, ¿el blues no es un género demasiado ortodoxo?
- Pappo: A mí me gusta también tocar rock con Riff. Muddy Waters tiene un tema que dice que el blues tuvo un hijo que se llama rock & roll. Lo verdadero del blues es invisible a la vista, es el fluir de un sentimiento que se capta con el corazón y el espíritu.

Otero: En Angelitos culones, probamos con un poco de música disco y siempre aparece alguno que te dice Te acordás de los comienzos.... Probar es bueno, el fundamentalismo no nos llevó a ninguna parte.

Tapia: Igual creo que acá convocan las bandas y no los géneros. La gente va a escuchar a Pappo, Memphis o La Mississippi. No entiendo por qué los fundamentalistas se la agarran siempre con nosotros; en otros géneros se hace cualquier cosa.

- ¿Existen divisiones dentro del blues?
- Pappo: Yo creo que hay camaradería en la música. Sobre todo porque nos dimos cuenta de que nos invaden productos musicales envasados. Los productores compran todo ya hecho: les faltan agallas e inteligencia para desarrollar algo de acá. Somos 20 grupos y tenemos que remar para el mismo lado. Los que tienen pica son tarados, no tienen nada en la cabeza.

Otero: El otro día, en Mendoza, me preguntaron si tomaba partido en la interna Tinelli-Pergolini. ¿Y a mí qué me importa?

- Memphis tocó en el programa de Tinelli, Pergolini produce a La Mississippi...
- Tapia: Es una buena idea: podemos armar una pelea con guantes y todo, como las que se ven en programas de chismes.

Pappo: A mí me pone loco que en algunos programas hablen estupideces y no ayuden a la gente que se caga de hambre. En TVR dijeron que yo me había perdido una gran carrera como verdulero por la música. Yo toqué a beneficio, ellos podrían donar guita. El otro día me lo crucé a Morgado y le dije bastantes cositas en la cara. Me parece que él sí me tiene miedo.

- Pappo, estás tocando desde 1968, ¿no te sentís por encima de todo eso? - Mirá, a mí me garcaron mucho los productores. Además, hay tanta envidia en este pantano... Los cocodrilos te atacan apenas te alejás del rebaño. Cuando andás bien dicen que sos un vendido. Cuando sos famoso se te acercan los políticos y tenés que decirles que no.

Otero: Yo les digo que sí. Yo canto por plata. En la campaña de 1989 todo el rock se fue atrás de Angeloz y yo toqué para Menem con los grupos de cumbia.

Pappo: Y ganaron ustedes...

Otero: Y ganamos nosotros. Después tocamos para De la Rúa. Y ganamos nosotros. Lástima que perdió el país. Pero a nosotros nos contratan y tocamos. No nos interesa el hecho político en sí.

- Tapia dijo que son tan afines como personas que la música fluye entre ustedes. ¿Podrían hablar, brevemente, de sus vidas?
- Tapia: Me encanta la literatura: leo y escribo. Y ahora estoy tallando en madera. Estoy casado hace 17 años y tengo 2 hijos.

Otero: Me gusta estudiar política y economía. El año que viene pienso empezar la carrera de Derecho. Estoy casado hace 14 años, tengo un hijo. El matrimonio me permite mantener al demonio aferrado.

Pappo: Sigo con el taller y estoy armando un Chevy. Cuando tengo un rato libre, salgo a dar vueltas en auto o moto al autódromo. Me casé dos veces, reconocí a un hijo, pero debo tener 200 más, entre Inglaterra, Estados Unidos... Me sigue gustando el cabaret, por eso no formalizo. Vivo con Cactus, el terrier de mi sobrina. Para mí, está bien lo que hago.

 
Siempre están volviendo
Suplemento La Guía, Clarín
23 de Agosto de 2002
Miguel Frias
David Fernández