"Chapa y pintura"
A los 54, Pappo se ocupa de aspectos antes impensados.
Hace gimnasia, dieta y está más coqueto. "El chasis —dice—
ya no es el mismo".
Pappo, vaya obviedad, es un personaje mundano, con mucha calle,
que no se traga una. Que dice las cosas impulsivamente, como las siente. Es
un placer charlar con este tipo grandote y buenazo, capaz de reírse de
sí mismo, sobre todo ahora. Es que con los años —tiene 54—,
cambió hábitos impensables en alguien que parecía inmodificable.
¿Por ejemplo? Se disciplina para levantarse ¡a las ocho de la mañana!
para hacer dos horas de bicicleta. O, en un bar, puede dejar en estado de shock
al mozo cuando le pide un "tecito digestivo". ¡Sí, este
es el Pappo versión 2004! Más coqueto, cuidadoso de su tupida
cabellera azabache, más romántico, más cauteloso. "Yo
nunca me había preocupado por nada. Tampoco tuve a nadie que me cuidara.
Pero el paso del tiempo, y los temores, me obligaron a sentar cabeza. Reconozco
que el chasis ya no es el mismo. Antes era de goma; hoy, si me tropiezo, ¡Dios
me libre!. De pibe me di cada porrazo con la moto, pero a los cinco minutos
estaba tocando la viola, como si nada".
- ¿Cómo te cuidás?-
Como sano, me abrigo, me acuesto más temprano.
Es que el motor está medio oxidado...
Mañana, a las 22 ("puntual", exige), en El
Teatro, presenta por primera vez en Capital su último álbum (suena
muy bien) "Buscando un amor", un disco "típico de clásicos
de blues y de rock", califica escueto. Anuncia que será un recital
largo, de unas treinta canciones.
- ¿Sos exigente para ensayar?-
Tengo mi reglamento: soy estricto con mi banda,
pero no me hago el milico ni el jefe de personal. Cuando ensayamos, le damos
duro, no jugamos a las cartas.
Cuenta que el viejazo lo ha vuelto más mediatizado,
quizá por una influencia menemista. En las últimas semanas, hizo
un derrotero por diferentes programas y habló de todo. Pappo tuvo la
palabra: fiel a su estilo zumbón, dijo estar a favor de la pena de muerte
y sugirió que habría que traer una silla eléctrica, "pero
usada, así ningún boludo se pelea por estrenarla". En la
nota con La Razón prefirió no profundizar sobre el tema.
- ¿Dormís tranquilo o te desvela alguna asignatura
pendiente?-
Ronco como un animal, con una paz tremenda. Estoy
contento con mi carrera y conmigo, porque nunca le hice mal a nadie. Si me equivoqué,
es porque soy un ser humano, aunque no parezca.
Cinco décadas incompletas marcan la inmensa trayectoria
de un hombre que se siente "vigente". Desde los ''60, que El Carpo
dejó su inefable e indeleble impronta en el rock y el blues.
- ¿Tu mejor época musical?-
La de Los Gatos fue increíble (habla de
1969, cuando integraba la formación que lideraba Lito Nebbia). Era como
estar jugando en primera. Para que se tenga una idea, en aquellos tiempos, Los
Gatos eran lo que hoy son La Renga o Los Piojos.
- Pensar que vos integraste Los Abuelos de la Nada...-
Sí, hace una bocha, loco. Me voy a poner
a llorar. Fue en 1967 y el grupo lo integraban Pomo, los hermanos Lara y cantaba
Miguel Abuelo, con quien tenía una mala relación. Se terminó
yendo él y armó otro grupo.
En una de sus declaraciones rimbombantes de estos días,
dijo que él es un verdadero rockero, y que Charly García "era
de plástico". Pero aclaró: "Yo me referí a los
primeros tiempos de Charly". De Spinetta, otro sobreviviente de su época,
prefiere no hablar. Es como que existen diferencias insalvables. Y se despacha
con una frase digna de su sello: "Como músico, soy más que
Charly y que Spinetta" (risas).
- ¿Trayectoria o vigencia?-
La vigencia es fundamental.
- ¿Estudio o intuición?-
Lo mío es pura intuición. Jamás
estudié una nota.
- ¿Cuál es tu misión en la vida?-
Hacer que la gente se vaya empachada
de buena música.
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