Hay Pappo para rato
A punto de cumplir cincuenta años de vida y treinta
como músico, Pappo sigue siendo el mismo. Y pese a que es un personaje legendario,
su característica predominante es la sencillez. Porque no hay misterios. Lo
del Carpo se resume, y muy bien, en tres ideas: fierros, minas y mucho rocanrol.
Norberto Napolitano es un tipo simple. No hay poses. Es un
personaje, es cierto. Pero no es un personaje armado. Al contrario,
es uno de esos tipos del barrio, junado por todos. Capaz de pasarse
horas en su taller, charlando de motores con sus amigos tuercas.
Ese es Pappo, un tipo muy divertido, expresivo y charlatán en la
intimidad, pero que a la hora de las notas, seguramente porque ha
dado tantas en su carrera, se pone bastante introvertido y hay que
sacarle las ideas con tirabuzón. El que cuenta que "si
sigo con la campera de cuero puesta, es porque es parte de mí. No
me la puedo sacar. El traje me lo puse la noche de gala en el Madison,
nada más. Cuando toqué con el maestro. Ese es el punto más alto,
lógico, de cualquier guitarrista argentino que quiera llegar a lo
más alto. Pero con El Auto Rojo, le ponemos el sello a Pappo's Blues,
¿viste?."
El padre del Rocanrol
Para el Carpo, su carrera empieza en el '69 con la salida del Vol.
I de Pappo's Blues. "Ya había tocado con los
Gatos y los Abuelos, pero para mí, eso es el comienzo de mi carrera.
Yo estoy muy agradecido a todos los chicos que me hayan llamado
para tocar, pero mi carrera como solista es toda mi vida. Y ya son
treinta años de Pappo's Blues."
El Carpo dice que no le gusta hablar del pasado: "Me
deprime hablar del pasado. Empezar un movimiento de rock, acá. Yo
intentaba hacer rocanrol en un país donde algunos tenían un dado
vacío en la cabeza. Y otros tenían una nuez seca, colgada de un
hilo de coser, esas características mentales." Y la hace
corta: "Si ahora estuviéramos en el '69, y en
Estados Unidos, me iría igual que ahora, acá, en el '99. El auto
rojo sería Pappo's Blues Vol. I. Esa facilidad hubiera tenido."
No está mal mencionar a Pappo como el padre del rocanrol en la Argentina.
De hecho, él lo asume con orgullo: "Yo sabía
que a la larga iba a haber muchos grupos que entendieran el mensaje
del rock en castellano. Yo lo entendí con Manal, que fueron los
primeros, junto con Los Gatos. Volviendo al presente, uno siente
que mil hormigas no podían estar equivocadas: a todas les gusta
la miel. Y a todo joven le gusta el rocanrol. Y yo, que voy a cumplir
cincuenta años, no pienso abandonar. Que mis fans se queden tranquilos
que, como decía el general Perón, hay Pappo para rato" ,
dice el Carpo y estalla en una carcajada.
-¿Cómo ves el recambio de gente? ¿Los pibes dicen "el viejo loco
de Pappo"?
No, yo pienso que no estoy loco. Al contrario,
si estuviera loco me hubiera cortado el pelo, habría dejado de tocar,
y estaría trabajando en una oficina. Eso es estar loco. Yo nunca
abandoné lo que empecé y no lo pienso abandonar. Pienso morirme
arriba de un escenario, pero dentro de cincuenta y ocho años...
Los '70, los '80 y los '90
Con una intención revisionista, casi al estilo Pinky, es interesante
conocer la visión del Carpo sobre las tres décadas de las cuales
él fue partícipe y testigo privilegiado en esto de hacer rock, dentro
y fuera del país. Pappo se hace cargo, y responde simplificándolo
todo: "Pappo's Blues, en el '69, fue una revolución.
Se terminaron todas las bandas. Pappo's Blues, Vox Dei y nada más.
Hacíamos ocho shows por noche, con doble equipo. Eso fue una década.
Después vino la década de Riff. Pasó lo mismo: Salió Riff y se acabaron
todas las bandas. Y duró cinco años, lo que duró Riff. En los '90
arranque con la nueva propuesta de Pappo's Blues, que era Blues
Local, y se dio la mano internacional. Toqué con todos los reyes
del Blues, en el Madison con B.B. King, con Matt Sorum, con Carmine
Appice, John Lee Hooker, Albert Collins, Edgar Winter, un montón
de músicos... En Estados Unidos hice una gira por 27 ciudades en
28 días, tributo a Freddie King, con la misma banda del quía: Deacon
Jones en los teclados, Rick Baker cantando, Ashley Dumber en batería
y el bajista no me acuerdo cómo se llama, le decían Smoke, pero
nunca hablé con el bajista." (risas).
Paradójicamente, Blues Local, que a decir del Carpo era una especie
de
"Blues de acá, Industria Argentina" , fue el que le dió proyección
internacional.
Pero una de las etapas más interesantes de la carrera de Pappo,
por la revolución que marcó en estas pampas, fue Riff: "Riff
se junta como si fuera un auto clásico. Cuando es el día ideal,
cuando hay sol, cuando el auto anda, cuando tenés tiempo y ganas.
Yo lo comparo, paralelamente con Ozzy Osbourne y Black Sabbath.
Ozzy toca siempre, y Black Sabbath se junta de vez en cuando. Así
me hago yo un parámetro, a la distancia, de lo que podría ser Pappo
y Riff."
-¿Y fue traumática la separación a mediados de los ochenta?
-No fue separación, porque Riff nunca se fue.
Decidimos parar de tocar porque era incontrolable el público. Es
lo que les pasa a los Redondos ahora, por ejemplo. No lo pueden
controlar porque no pueden, qué se yo, no sé por qué. A nosotros
también nos pasó, y decidimos parar de tocar. No sé cuál era el
motivo, la infraestructura no estaba preparada. Yo toco la guitarra.
-¿Pero era todo tan salvaje en su momento?
-Era muy salvaje, sí. Era un país muy reprimido,
yo salí con una cadena y la gente dijo: "bueno, uno que va para
adelante, uno que no se esconde en el rebaño". Yo iba adelante,
discutía a todo el mundo, y todo el mundo me seguía porque hasta
ese momento no había ningún músico que se quedara en el país haciendo
rocanrol.
-¿Y eso, en ese momento, te generó problemas?
-Nunca tuve problemas, porque yo no tengo nada
que ocultar, ni nada que decir. Yo se dónde me meto, es como que
largara a un pibito de diez años al Bronx, o dejarlo en Ciudad Oculta,
y no sabés cómo termina. Tiene que saber caminar rápido o muere.
-Sí, pero hubo un momento en el que ustedes decían que los iban
a acusar del terrorismo...
-Era muy cómico. Riff era el caballito de batalla
de la oposición a los militares. La gente se agarraba de ahí. Y
éramos los culpables de todo. Dentro de poco nos iban a culpar de
la guerra. Pero ya pasó, eso ya fue. No sé cuál fue el motivo, y
no me importa, tampoco. Yo lo que quiero que vean es lo que hay
abajo del capot del auto rojo. Vamos a hacer un concurso, a ver
qué motor tiene... (risas).
La Buena Estrella de El auto rojo
El auto rojo es el primer disco del Carpo que
se edita internacionalmente. Se edita por la compañía La Buena Estrella
en Argentina. Y la misma compañía le autoriza a Mercury en España,
México y Estados Unidos la distribución. Y en Chile, Brasil y Uruguay,
la distribución por BMG. La Buena Estrella banca.
-Sin embargo, es un disco independiente, ¿Cómo es eso?
-Las bandas tienen que formarse solas. Al bajista
y al baterista no los llamé. Se acercaron solos por amor a mi música,
por amistad, por onda, por el estilo musical y por la línea que
yo tengo de conducta con respecto a los ensayos y a tocar en vivo.
Vos vas a ver a Pappo y sabés que no vas a ver a un boludo, vas
a ver a un tipo que toca la guitarra. Y no puedo estar tocando con
dos giles al lado. Entonces traté de no buscarlos, que vengan solos.
Yulie Ruth, hace cinco años que está conmigo, y La Bolsa González,
cuatro. Recién ahora decidimos grabar, porque encontramos la compañía.
Yo pongo la cara, los músicos tocan conmigo, pero atrás mío hay
doce personas. Y de las doce personas que están atrás mío, no puede
haber un tipo atrás de un escritorio. Tiene que haber un tipo que
luche con nosotros. El que estaba arreglando el micro recién es
mi abogado. Y no le importa ponerse el mameluco y bajar las cajas
del micro. Ya lo hicimos en varias giras.
-¿Cuál es el concepto que gira en torno a todo el álbum?
-El concepto es un Pappo que, después de treinta
años de tocar todavía sigue en pie. Y resume todo en este álbum.
Cerrando el milenio y cerrando una etapa. De acá en adelante, veremos
si nos podemos abrir internacionalmente, y hacer lo que podamos.
Siempre cooperando con el movimiento.
Covers
En El auto rojo, Pappo se anima a versionar El viento llora a Mary,
un temazo de Jimi Hendrix. Y ya había grabado Pequeña ala, en Blues
Local. Cuando se refiere a esas canciones, dice que "son
temas difíciles para hacer. Considero que gente como esa merece
un tributo" Y agrega: "Estamos pensando en sacar, algún día, un
libro, una cajita con toda la colección de Pappo's Blues y un compacto
con todos los covers. Yo hago únicamente covers de Hendrix o de
alguno muy viejo, podría ser de Muddy Waters, hice una linda versión
de El tropezón de Freddie King."
-¿Y con qué disco de Pappo's Blues te quedás?
-Con Pappo's Blues III, Pomo, Machi y Yo. Todo
el mundo lo dice. Yo me quedo con El auto rojo, pero todos los artistas
dicen lo mismo: "El mejor disco es el último que hice", a mi me
gusta El auto rojo, porque es nuevo. Todos eligen Pappo's Blues
III. Tiene El brujo y el tiempo, Pájaro metálico... Pero ojo, que
El auto rojo tiene lo suyo.
El recuerdo de Civile y los excesos
La mención de Osvaldo Civile fue un momento muy especial. El Carpo
se quebró y, con la voz entrecortada, contó: "Fue
un golpe bajo, jodido. Sabíamos que estaba mal hacía mucho. Tenía
problemas alcohólicos. Yo pienso que se hizo eso porque él sabía
que tenía algo raro. Se sentía mal, le dolía algo, posiblemente
el hígado. Cuando te agarra al hígado, eso duele mucho. Y si no
podés volver, no sé... Igualmente, todos lo que lo quisimos, durante
su existencia, lo quisimos ayudar. Y él no se quería ayudar."
Pappo, con respecto al alcohol y los excesos afirma que "eso
depende de cada uno, también. Yo dejé de tomar alcohol hace cinco
años porque el cuerpo me anunció algo, ¿viste?. El cuerpo es lo
mismo que un auto, cuando te empieza a hacer ruidito, andá y revisálo.
A mí me agarró un dolor al hígado y dejé de tomar. Sé que se me
terminaron las fichas."
-¿Y cómo saliste? ¿Solo?
-Solo. De un día para el otro. Dije: "Basta,
se acabó". Y nunca más.
-¿Y nunca reincidiste?
Nunca, ni en un asado. Hace cinco años que no
tomo. Es una cuestión de una pelea conmigo mismo. Si yo tomo, me
considero que perdí. Y yo no soy perdedor. Yo quiero ganar.
-¿Qué pensas de las bandas que hacen apología del alcohol y de las
drogas?
-Algunas lo hacen porque lo sienten, y otras
lo hacen porque es un negocio. Algún día lo van a tener que dejar,
porque es muy lindo estar de joda, pero también es muy lindo...
Que se acuerden cuando uno nace. Cuando uno nace, nace sin ningún
aditivo. El aditivo del alcohol y el cigarrillo es algo que te venden
las publicidades. Los dueños de las empresas de tabaco, no deben
fumar. Y los dueños de las destilerías, tampoco deben tomar.
-Sin embargo, en El auto rojo, como a lo largo de toda tu carrera,
tenés un montón de odas a las bebidas alcohólicas...
Sí, lógico, porque yo soy alcohólico. El hecho
de que haya dejado de tomar no significa que deje de ser alcohólico.
Si no fuera alcohólico podría tomar. Como estoy enfermo, no tomo
nada. Las bandas, está bien lo que están haciendo. Todos, en este
momento, estamos haciendo un recuento de todo lo que pasó en estos
últimos diez años, y nos dimos cuenta de que somos pocos y nos tenemos
que unir. El Ruso Verea hablaba, en una época, de la reunión de
las tribus. Y yo pienso que no hay ningún problema en que yo toque
con A.N.I.M.A.L, Viejas Locas o los Ratones. Yo toco con los tres
y no hay ningún problema, porque hay que estar un poco más allá
de la lucha de barrios. Somos un país, que estamos en crecimiento.
Y tenemos que salir al mundo, no quedarnos acá adentro peleándonos
entre nosotros.
La Paternal y el rock barrial
Pappo está históricamente asociado a su barrio: "Es
mi casa, por ahí camino tranquilo. Si estoy fuera de La Paternal,
es como que estoy de visita. Igual sé que es mi ciudad, pero el
barrio es mi casa. Conozco a todo el mundo, se quién es del barrio
y quién no. Eso es lo lindo de ser del barrio."
-¿Y que opinión tenés de lo que ahora se define como rock barrial?
-Pienso que está bien, que cada barrio tiene
que tener su grupo de rock. Sabemos que Pappo's Blues es de La Paternal,
sabemos que La Renga es de Mataderos, Viejas Locas son de Lugano,
los Ratones son de Devoto, los Redondos son de La Plata, Iorio es
de Villa del Parque, Divididos del Oeste. Las Pelotas son de Córdoba,
pero no hacen rock.
-¿Cuál es tu concepto de rock?
Rock es lo que hacemos nosotros. Por ejemplo,
el típico rock es el Tren de las 16, o Me gustas mucho. Ése es el
rock bien original. O el Rock del pedazo. Yo, como ejemplo, te nombro
esos tres rocanroles.
Amigos y Herederos
Basta mencionar la palabra amigo para que surjan los nombres a modo
de catarata: "Botafogo, Juanse, Ricardo Mollo,
Boff, Vitico, Michel Peyronel, Yulie Ruth, Bolsa, Pity, que me invitó
a tocar. Andrés Giménez y los de A.N.I.M.A.L. Lo conozco a Skay,
me parece muy buena persona."
-¿Qué onda Los Redondos? Digo, musicalmente...
-Hay cosas que me gustan, y otras que no. Van
bien, Los Redondos matan.
-Por lo que me decías, sentís que hay una continuación desde Riff...
-Sí. Lo que pasa es que el quilombo lo tienen
ellos ahora. (risas) Todos los grupos matan. Vivan los grupos argentinos,
loco, basta de tirarnos mierda entre nosotros. Mata Iorio. Algunos
no están de acuerdo conmigo. Yo ya me cansé: somos veinte y nos
criticamos entre nosotros. Eso es lo que quieren los que están en
esferas más arriba, que son los productores, los garcas. Pero no
lo van a lograr...
-¿Cómo empieza la relación con Iorio?
-Desde el primer V8, que lo apadrinábamos nosotros.
Lo hacíamos tocar de soporte.
-¿Lo sentís como un ahijado musical?
-No, Iorio siempre fue un renegado. Él tiene
su cabeza y de ahí no lo sacás, pero es amigo mío. Cada uno tiene
su personalidad.
-¿Y hay algún heredero de Pappo?
-Sí, mi hijo, Luciano Napolitano. Con el grupo
Lovorne. Van a empezar a grabar ahora. Está formando su banda, y
yo le paso todos los secretos.
Simple formación ideal
Para el Carpo la formación ideal es un trío. O sea, guitarra, bajo
y batería. Dice que "está bueno, porque nadie
te jode para hacer los solos. Escuchás la base, que es un placer".
Si bien no descarta la posibilidad de tocar con una big band para
grabar un unplugged, elige la practicidad y la contundencia de una
sólida base rítmica, marcar el tiempo y a tocar.
Originalmente, Pappo tocaba el piano: "Después
me cansé. Me gustaba más la guitarra. Una vez en Obras toqué. Y
únicamente volvería a tocar el piano en Deconfío. Es más, cuando
presente el disco, lo voy a hacer. Vos me diste la idea"
(risas).
Y en tiempo de músicos lanzados a producir, a Pappo no parece atraerle
la idea: "No sé producir. Soy un tipo bastante
simple, espontáneo. Me gusta tocar, y punto. No uso tantos efectos,
tampoco. Yo sigo practicando, sigo estudiando. Todos los días un
poquitito. A veces me encierro, cuando veo que me falta, en una
especie de escuela personal, con auriculares. A veces me quedo tocando
seis horas."
Mensaje final
En el final, el Carpo deja bien en claro varias cosas. Que piensa
tocar en el Marquee de Londres, pero que no le gustaría tocar en
el Colón, porque es muy clásico. Y también que no da muchas notas,
porque no quiere meterse en historias raras: "Soy
un tipo simple, y se nota que soy simple. Y lo seré el resto de
mi vida."
Para el final, deja un mensaje: "Pappo les dice
a todos los que están tocando, o a los que todavía no pudieron salir
a la fama y tienen fe, que crean en la fe que tienen, porque si
yo llegué pueden llegar todos" , se despide el Carpo, mechando
la clásica y futbolera tercera persona. Nos deja un abrazo pero
vuelve: "Agregá que nadie tiene tres huevos"
, dice y se va riendo. Ese es el mensaje final de un hombre bueno,
que se está poniendo un poco viejo, un poco (más) sabio o tal vez
todo eso junto. Quién sabe. Pero, ante todo, de un tipo que se la
banca. Y mucho. Entonces uno entiende por qué es muy cierto eso
que dicen por ahí. Ya saben, eso de que Pappo es Dios...
Sandro y el tributo
Sandro es un tipo escuchado por todos. Es ídolo, lo escucha la mucama
y la señora de Recoleta. Con el Carpo pasa lo mismo, su público
abarca desde los pibes más viejita, rocanrol, hasta los boliches
más conchetos. Pappo opina que "es algo que
está establecido. La gente se siente segura de que Sandro no va
a cambiar, y Pappo tampoco. Aunque Sandro es un amigo, no haría
un tema de él. ¿Motivos? No sé, por una cuestión de respeto, por
una cuestión de estilo. Todo el mundo admira a Sandro. Sandro es
un valor que está más allá del bien y del mal: es Sandro. Aparte
es un tipo fenómeno. Volvería a tocar con él, no hay problema. Habíamos
tocado Zapatos de gamuza azul."
-¿Te gustaría que te hagan un tributo?
-No, prefiero hacérmelo yo a mí mismo.
¡Aprendé a tocar con Pappo!
"La de estas fotos es una base para empezar
a practicar escalas raras. Yo estoy pensando, más adelante, en hacer
un video. Estoy viendo que editorial se anima a sacarlo con nosotros.
Y si no, lo saca La Buena Estrella. Vamos a filmar una clínica,
para pasar todos los solos de El auto rojo. Va a ser como una clínica,
mostrando los solos de cada tema. Primero lo muestro lentamente,
y después ligero, así los pibes pueden aprender. Eso es lo que está
pensado hasta ahora, como para mostrar algo, porque yo no me puedo
poner a enseñar. No tengo paciencia para enseñar cara a cara. Podría
hacerlo masivamente por intermedio de un video. Y eso sí estaría
bueno" , Pappo dixit.
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Hay Pappo para rato |
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Revista "La García" |
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7 de Octubre de 1999 |
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Humphrey Inzillo y Mariano Lucano |
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FPC / Alejandro Kaminetzky |
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