PAPPO
"Voy a tocar toda mi vida"
Después de un año insólito en su vida -que inauguró
su faceta de actor de TV- Pappo volvió a tocar con Riff y además quiere irse
a vivir a las sierras cordobesas. Ah, y tiene el sueño pesado
Son las 11 de la mañana y la casa de Pappo está
llena de gente que hace ruido. No es porqué está ensayando ninguna
banda de rock 'n' roll, no: un grupo de albañiles pega mazazos,
destruye para construir. Sin embargo, Norberto Napolitano duerme
y, en caso de terremoto, seguiría durmiendo. Para llegar a su dormitorio
hay que pasar por un garaje y subir una escalera. Pero la puerta
está cerrada y Liliana -hermana de Pappo, admiradora de Sandro-
golpea sin éxito: pasan los minutos y "ay, este Norberto no se levanta,
no sé qué hacer". Manual de historia AZ en mano, con un vozarrón
más grueso que el de su célebre tío, la adolescente Georgina pega
un par de gritos desapasionados y dice "no se despierta, mamá, qué
querés que haga". Uno de los albañiles, sonriente, acota que "Norberto
tiene el sueño pesado".
Familiares y amigos me dejan solo, continúo golpeando la puerta
del garaje hasta sentirme un estúpido. Por fin, a las 12 menos 25,
cuando esperaba sentado alguna novedad, la puerta se entreabre durante
un lapso que no dura más de dos segundos y una cabeza masculina
acota algo así como "MñGrf, MñGrf". No alcanzo a verlo bien: supongo,
entonces, que es Pappo, que se despertó y anuncia a su modo mañanero
que ya está despierto, que en un rato estará listo para conversar.
Error: pasan y pasan los minutos otra vez y no aparece nadie. Perdido
por perdido, abro la puerta del garaje y aplaudo para que alguien
escuche. La respuesta es una serie de gruñidos ininteligibles y
espaciados, que permiten deducir alguna forma de vida inteligente
cerca del garaje. A las 12 menos 10, los gruñidos se hacen más nítidos
y se convierten en la frase: "Si no pasás, no
te veo". Efectivamente, es Pappo, que no duerme en su habitación
de siempre sino en una piecita que está detrás del garaje. Su cabeza
asoma desde un cubrecama, sus ojos no terminan de abrirse, dice:
"Dale, empezá" y larga un bostezo que
asustaría a los menos impresionables.
-¿Te parece?
Silencio. Se durmió otra vez. Al cabo de dos minutos que parecen
interminables, se despierta y propone algo razonable.
-Vamos a hacer una cosa -sale de la cama-. Mientras
me despabilo un poco, quedate escuchando el disco. Yo ya vuelvo.
Pone en su equipo, amplificado por enormes Marshall, el nuevo álbum
de Riff. Que sea rock, dice, y desaparece. A la una menos veinte,
cuando el disco está por terminar, reaparece, bastante más comunicativo.
"Ayer fuimos con Vitico y con los pibes de Carola
(Casini) al Marroco (el Morocco),
al cumpleaños de (Mercedes Sarrabayrouse) la hija de Susana Giménez.
¿Viste qué gomas tiene la Mecha?" El que duerme arriba (la
cara semiconsciente que abrió la puerta del garaje y se esfumó es
Vitico. "Me sacaron un montón de fotos -continúa
Pappo- pero la mejor de todas fue con un trolo,
un travesaño (travesti) grandote que se me acerca y me dice: "¿Qué
hacé, Carpo?", con una voz más o menos como la mía. Nos pusimos
a charlar y yo le pregunté si cuando se quería levantar un tipo
le hablaba así. Me explicó que no, que usa la voz de mina. "A ver,
mostrame tu voz de mina", le dije, y ahí se puso a hablar como una
mina. Simpatiquísimo el travesaño."
Ya en confianza, Pappo confiesa que "al principio
me cagaba de risa con Garchola Garchini (adaptación al uso
Carpo de Carola Casini), pero ya me hinché un
poco los huevos de grabar todos los días. Lo que pasa es que me
vino muy bien, gané mucha, mucha guita, pudimos armar el sello de
Riff, pude comprar equipos, qué sé yo... Habré ganado unos 300 mil
dólares, que me vinieron fenómeno. Además, después salió la publicidad
de Bieckert y ahí pegué 40 mil dólares más".
Aparece el Ají. Así denominan familiares y amigos al hijo adolescente
de Pappo, muy parecido al Carpo de los primeros días de Pappo's
Blues. Señala una guitarra eléctrica blanca, que descansa contra
una pared.
-Tenés que pintarla -le dice-, así, blanca,
queda como el orto.
-Tenés razón. Hay que ponerle algo, unas llamas, unos culos, algo.
-El mecánico quiere que le prestes el Chevy, tiene un viaje a Merlo
esta tarde.
-Que hinchapelotas. A ver si se pega un palo y después no lo puedo
vender...
Se va el Ají,
"Vení -dice Pappo-, acompañame al taller y vamos
hablando en el camino. Ya tengo que grabar, y de paso te muestro
la Chevy." Subimos a su Chevette y queda claro que en la
guerra del automovilismo nacional, Pappo es hincha de Chevrolet,
más de Chevrolet que de San Lorenzo, ya que el fútbol no le interesa
demasiado. Durante el corto camino que va de su casa al taller,
aprovecha para quejarse del auge de Enrique Iglesias: "A
vos te parece, toda la vida nos estuvimos bancando al padre y ahora
nos enchufan al hijo. Eso no es música, no es arte, no es nada,
es una mierda total, un invento con un apoyo que a los músicos de
verdad de acá no se los dan nunca. Por eso Spinetta -opina- hizo
muy bien en ponerla a Carolina (Peleritti) en el video de "Cheques",
porque así consigue difusión. Además de la prensa especializada,
la que le interesa la música, hace hablar a los cholulos, los sensacionalistas."
En el mes de septiembre, Pappo y Luis Alberto Spinetta escribieron
en Miami un nuevo capítulo de la telenovela del rock argentino.
El Carpo había ido con Charly García a darle una mano a los Ratones
Paranoicos en su Unplugged; Spinetta fue a grabar su propio desenchufado
para la MTV. Coincidieron en una zapada, durante el ensayo de Luis.
"Spinetta es un amigo, desde la época de Almendra.
Tenemos un idioma en común que lo entendemos nosotros solos, códigos
nuestros, y nunca nos peleamos, más allá de un despelote que se
armó una vez con una guitarra. (La historia dice que Pappo vendió
una guitarra que le había regalado Spinetta y que, desde entonces,
no se hablan. Según el Carpo, la anécdota fue inflada.) Él estaba
ensayando, yo agarré una guitarra y me sumé. Después la dejé ahí
y me fui. Si hubiera sido otra persona el Flaco lo sacaba cagando."
La noche de Miami, sin embargo, Pappo la recorrió con García y con
Juanse. "Charly está mucho más allá de sí mismo,
es un fenómeno. Tiene tanta fama, hizo tanta guita y la gente lo
quiere tanto que a veces se cansa de eso. Pero está menos loco de
lo que parece; cuando tiene que tocar, toca fenómeno. Si no, miralo
en el Unplugged de los Ratones. Y Juanse es un amigo. Me bancó en
un momento en que yo estaba todo el día borracho (hace más de cuatro
años que Pappo no prueba una gota de alcohol), y eso no me lo olvido
más. Nos fuimos con Charly y Juanse a un boliche muy lindo, donde
las mozas son minas que están casi en bolas, en tetas y con una
tanga chiquita."
Llegamos al taller. La troupe de Carola Casini no esta: la grabación
se pospuso para las 3 de la tarde. El Chevy quedó impecable -"No
sabes cómo lo dejé, el palo que me había pegado"-. Pappo
muestra, orgulloso, el Chevy en perfecto estado (sólo requiere pintura),
pero ha decidido venderlo para comprarse un Porsche modelo 78 "de
esos que se levanta el capot apretando un botoncito". "¿Me acompañas
a la casa de mi primo?", invita. Vamos a la casa del primo
de Pappo, que aquí vuelve a ser Norberto. Para felicidad de su primo,
Norberto lo invita a un viaje de dos meses a Córdoba en el verano.
A mediano plazo, el guitarrista se quiere ir a vivir a Córdoba,
cerca de o entre las montañas. "Me llamó Matt
Sorum (el ex baterista de Guns n' Roses),
quiere que vaya a Los Angeles a sumarme a su banda. que toca todas
las semanas en el Viper Room. Matt está con Brian Setzer (ex
Stray Cats) y con Steve Jones (ex Sex
Pistols), pero yo prefiero quedarme acá. De
todas maneras, cuando vaya con Palomino (Juan, el actor de
Carola Casini) voy a ver bien de qué se trata.
Tenemos pensado alquilar dos Harley Davidson y hacer juntos el recorrido
de Easy Rider (Busco mi destino). De
paso, visitarlo a B.B. King y tocar dónde se pueda. Lo único que
tengo claro es que voy a tocar toda mi vida".
"Riff nunca se separó"
Una vez fui al Tigre, a la casa de Vitico, y
me dijo "tengo un terna nuevo". "¿A verlo?" Era bárbaro, le dije:
"Qué bueno, yo tengo otro." Hicimos un demo para nosotros y quedó
buenísimo. Un, día vino Michel y dijo: "Yo tengo cuatro letras".
"Bueno -le dije- traelas que les pongo música" y así espontáneamente
volvimos a estar juntos. Armamos un almuerzo los cuatro (Pappo,
Peyronel, Boff y Vitico), en el Tigre, Boff se puso a grabar demos
con partes de guitarra y más adelante, incluso, lo llamamos a Juan
García, que había sido el primer cantante de la banda, para que
hiciera las voces altas, los coros. Grabamos un disco y lo llevarnos
a diferentes compañías: teníamos que esperar hasta el año que viene
para editarlo y además se querían quedar con casi toda la guita,
como siempre. Entonces el abogado y la contadora de Riff nos propusieron
armar un sello propio y venderlo nosotros.
Ya estamos grandes, ya tenemos una trayectoria para que otros se
lleven el caldo gordo. Eso es para los pibes que recién empiezan.
Yo pisé el palito cuando era pendejo porque uno se ve rodeado de
luces, ve la fama cerca y firma cualquier cosa. Así es como te la
van poniendo y cuando te diste cuenta se llevaron toda la plata.
Nosotros nunca anunciamos que nos separábamos. Hicimos muchas cosas
por separado, pero nunca nos separarnos. Salvando las distancias,
igual que Aerosmith y los Rolling Stones. En este país faltan bandas
que entiendan el rock como lo entendemos nosotros, hay un espacio
vacío y volvemos porque faltan grupos sólidos de rock 'n' roll.
Michel Peyronel: "Nuestro disco negro"
Michel Peyronel sonríe con la autoridad de su grave registro vocal
ante la mención del (posible) prejuicio-denominador común frente
a esta nueva reencarnación de Riff. El monstruo metálico de la laguna
surge por enésima vez y la tentación de minimizar todo con la frase
"se trata de señores mayores haciendo rock and roll" queda reducida
con la carcajada de Mr. Peyronel, empresario radial, feliz propietario
de una Harley - Davidson, hincha de Independiente y, por si esto
fuera poco, baterista de la mayor leyenda grupal del rock duro argentino.
"Riff es una marca registrada. No mejor... es un clásico", dice
a la hora de las definiciones. "Algunos periodistas que practican
el facilismo dicen "Ah, si, Riff... suena como Riff, ¿y cómo querés
que suene?, ¿como Los Chalchaleros? Obviamente que suena como Riff,
es lo último de Riff", razona desde el sentido común. "Igual nos
permitimos hacer algunas cosas distintas", concede. "Más cool, una
baladita por ahí. Tendrá que ver con un ambiente distinto, de hecho
todo el disco lo compusimos en el Tigre, pero también están los
rocanroles de siempre."
Los ejemplos de Aerosmith y Kiss, reposicionados en la década de
Oasis, la Spice Girls e lnternet, sirven para poder pensar en un
Riff modelo 90. "Si todos los grupos grandes tienen su disco negro...
¿Y cuál es el disco negro? El mejor, y por eso este es el disco
negro de Riff. Aunque se llame Que sea rock, que los pibes lo conozcan
como el disco negro de Riff", dice Peyronel. Más tarde, y aclarando
que no es verso, dirá "se nota que estamos bien entre nosotros,
que la estamos pasando fenómeno. Hay canciones que tienen la mayoría
de las cosas que están en primera toma".
Flashback radical. Principios de los 80 y Riff como "enemigo público
número uno". Más risas. Recuerda Michel: "No es tan gracioso, ayer
justamente lo estaba hablando con un amigo... Bastante tuvimos que
bailar con la más culona de aquella época. Los titulares de Crónica
que decían Riff, un fenómeno social: 200 detenidos y todas esas
cosas". Y no era broma. "Estabamos sacados, no era chiste. Por algo
un disco se llamó Contenidos, si estábamos hinchados las pelotas
de que no nos dejaran tocar en ningún lado, que la liga de amas
de casa o lo que fuera hiciera volantes para que los padres no dejen
ir a sus hijos a nuestros recitales. Pero, ojo, que jamás le dijimos
a la gente que haga quilombo. Lo máximo que le oí decir a Pappo
fue: "Acá está lo peor de Buenos Aires..."
"Ahora, estéticamente, somos como una especie de aristocracia del
rock. Sí lo que te une es copado, tocás hasta que te mueras", dispara.
El punto de la conversación deriva, inevitablemente, hacia la cara
visible de Riff. Pappo, ahora actor y celebridad mediática además
de guitar hero suburbano. "Yo sé que él odia todo esto que está
pasando ahora. Primero le divertía, pero sé que no le gusta, porque
además le preguntan todo el tiempo por eso. Creo que tiene las bolas
llenas del personaje que se ha creado de él. Ojo, que en la tele
Pappo hace de él. Si está en un buen día, puede ser muy gracioso
y eso es lo que hace en Carola Casini. Es una experiencia, le deja
guita pero no va a hacerlo más famoso. Pappo no puede ser más famoso
de lo que ya es".
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PAPPO: "Voy a tocar toda mi vida" |
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Revista "Mix" |
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Noviembre de 1997 |
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Daniel Riera |
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Eugenio Himmel / Santiago Ciuffo |
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