Pappo

"30 años no es nada"

Para celebrar sus tres décadas con el rock local, el guitarrista presentará en Obras, el fin de semana próximo, "Pappo & amigos", con infinidad de invitados.

"La gente iba a ver al mago de la guitarra. No entendía cómo yo podía tocar así en esa época." El autohalago sale disparado de la boca de Pappo, al mismo tiempo que mastica la mitad de un sándwich -sí, de miga, los mismos a los que treinta años atrás les dedicó una canción casi de amor-. "Ese era el atractivo de Pappo's Blues, porque no había muchas bandas, ni muchos guitarristas", completa el Carpo sentado en la cocina de su casa, en Paternal.
Tres décadas atrás, Pappo abandonaba al grupo más importante del rock de acá, Los Gatos, para formar Pappo's Blues. Y ésa fue la excusa que originó "Pappo & amigos", el álbum doble en el que el músico moderniza los viejos clásicos de su banda junto a una infinidad de artistas locales.
La Renga, Divididos, Almafuerte, Andrés Calamaro, Viejas Locas, Los Piojos, Vicentico y Flavio Cianciarullo, de Los Fabulosos Cadillacs, A.N.I.M.A.L., Adrián Otero, de Memphis, Moris, Antonio Birabent, Juanse y Vitico, entre otros, homenajearon a aquellas canciones que, con el tiempo, se hicieron clásicos del rock.
Ahora, Pappo aprovechará la ocasión para presentarse en el estadio Obras, el viernes y sábado próximos, y redondear otro regreso -al igual que Sui Generis- de aire setentoso.


Aquellos años felices

En 1970, a los 20 años, Norberto Napolitano era el mejor guitarrista de rock del país. Y por eso militaba en una de las bandas grandes de fines de los 60: Los Gatos. Pero el Carpo, rebelde, ya tenía en mente otra formación, lejos de las melodías pop y con un solo objetivo: hacer rock, más rock y algo de blues.
"Después de mi paso por Los Abuelos de la Nada -recuerda Pappo-, automáticamente entré en Los Gatos, que era el grupo número uno de acá. Grabamos "Rock de la mujer perdida" -donde su indomable guitarra ya se había hecho principal protagonista y le torció un poco el rumbo a la banda liderada por Litto Nebbia- y ya estaba haciendo rock. Mi influencia en la banda hizo que Los Gatos cambiaran un poco la temática. De un grupo de canciones melódicas con sonido a rock pasó a ser rock, directamente."
El cambio ayudó a la inevitable separación de quienes popularizaron el himno del rock local, "La balsa". "Hubo una reunión y Litto Nebbia, que era el que mandaba, dijo: "Bueno, si seguimos la línea musical tradicional de Los Gatos, vamos a tener que prescindir de él". Porque yo me había puesto en una posición que no quería cambiar. Era más fuerte el sentimiento por la música que quería hacer que el de quedarme en la banda. De todas formas, me costó mucho irme del grupo porque éramos como hermanos."
Una vez fuera de Los Gatos, Pappo fue tentado por Billy Bond para que se integrara a la Pesada del Rock & Roll. Sin embargo, el futuro del joven mago de la guitarra ya tenía destino de solista.
Comenzaba una década por demás prolífica para el rock argentino, que ya cantaba en castellano y paso a paso se ganaba adeptos en la juventud. Moris editaba su primer álbum, "30 minutos de vida"; Vox Dei hacía su debut discográfico con "Caliente"; Manal lanzaba también lo que representaría su disco debut, y Luis Alberto Spinetta registraba el primer capítulo de "Almendra". Todo en el mismo año: 1970.
"Económicamente, quizá me hubiera ido mejor si seguía con Los Gatos -continúa Pappo, treinta años después-. Pero cuando uno tiene los ideales muy fuertes no le importa salir de una banda profesional. Fue una época muy buena para el rock nacional. A mí me gustaban mucho Manal y Vox Dei y Almendra. Ellos marcaron el camino. Moris también; él es mi hermano de la música. Fue la primera persona con la cual tuve contacto en un estudio, cuando grabé las líneas de bajo de "El oso". Esa fue mi primera grabación profesional".

-¿Cómo fue tu relación con Miguel Abuelo?

-Pasa que, la verdad, Los Abuelos de la Nada era una banda de este barrio. Estaban Pomo (Héctor Lorenzo), Alberto (Lara), Micky (Lara) y yo. Después entró Miguel Abuelo y le puso el nombre. Pero con Miguel no coincidíamos en el género musical. Entonces, mi paso por los Abuelos fue casi una ráfaga.

-¿Y con Spinetta?

-El me robaba las bases de la banda. Pescado Rabioso se llevó la base de Pappo's Blues, que eran David Lebón en bajo y Black Amaya en batería. Ahí yo había puesto a Pomo y a Machi Rufino. Después, los cambié a los dos y Spinetta volvió a tomar a los mismos músicos para armar Invisible. Yo formaba las buenas bases y se las pasaba al flaco (risas).

Donde el rock vive

Tres décadas más tarde, Pappo, a los 50, sigue despuntando el vicio con su guitarra. "Ahora creo que soy uno más porque hay un montón de guitarristas. Hay más músicos y muy buenos. Se fueron alimentando, y no solamente escuchando música de acá, sino que también descubrieron artistas de afuera. Y prácticamente el concepto es el mismo que en los 70: tratar de mantener el rock vivo. Algo que es muy difícil en Sudamérica, porque lo que más se difunde es la música comercial, más hecha para vender discos, más inclinada hacia el comercio que hacia el arte. Los productores piensan que es más fácil de vender. Pero están equivocados. Porque se puede vender también una música con un contenido social, sentimental y algo de arte. En definitiva, es como la diferencia entre una hamburguesa casera y una de McDonald's. Siempre es más rica la hecha en casa."

-¿Cómo surgió la idea de este disco homenaje a Pappo's Blues?

-La idea de grabar estos temas viejos, con sonido nuevo, fue de (Ricardo) Iorio. Y después los músicos se fueron acercando solos. Pero la primera propuesta que me hicieron había sido traer a B. B. King y Slash, entre otros, para que tocaran conmigo esas canciones. Pero dije que no porque no tenía nada que ver. Si vivimos acá y Pappo's Blues es de lo más argentino que hay, me pareció que había que grabarlo con músicos de acá. No podemos dejar constantemente que nos sigan vendiendo espejitos..., si nosotros sabemos tocar.

-Entre tanto ego por parte de las estrellas de rock, ¿por qué creés que tantos artistas se sumaron al proyecto sin ningún tipo de miramientos?

-Los músicos se brindaron totalmente como una especie de festejo de lo que significo, signifiqué en algún momento o quién soy ahora. Quizás como una forma de homenajear a aquel muchacho que hacía magia con la guitarra. Pappo's Blues fue una referencia bastante fuerte para el rock de Buenos Aires.

-¿Cómo fue volver a tocar clásicos como "Desconfío", "Sucio y desprolijo" o "Fiesta cervezal", después de tanto tiempo?

-Sentí una especie de escalofrío al tocar esos temas, que no los tenía incorporados en mi repertorio. Con éste, tengo 24 discos y más de 180 temas compuestos. Son muchos. Y me di realmente cuenta de la fuerza que tenía Pappo's Blues y la vigencia que mantienen esas canciones.

-¿El último regreso que intentaste, el de Riff, no terminó bien. ¿Por qué?

-Ofrecimos un producto al mercado discográfico y ninguna compañía lo aceptó porque estaba fuera de tiempo y lugar. El lugar no era la Argentina para ofrecer eso. Y el tiempo no era de rock. En esa época estaba de moda Soledad, Thalía, Luis Miguel. Ahora las cosas cambiaron, las bandas pueden hacer canchas de fútbol y llenarlas con poca difusión. Es una especie de secta que está fuera del sistema. Y eso me parece perfecto. Porque si uno espera que los productores se jueguen por algo... No hay productores de rock en el país. Por eso es que Riff no salió. Hoy en día, el arte es lo de menos; es solo una cuestión de conexiones. Ante una situación así, uno prefiere dar un paso al costado, dejar que la gilada siga su curso y hacer la de uno.
Pappo se queda pensando. "¿Dije que la gilada siga su curso?", pregunta, y estalla con una de esas carcajadas marca registrada. "Es que no me doy cuenta de lo que digo. Después siempre tengo problemas. No puedo opinar de nada."
Es tarde y la lluvia sigue cayendo sobre Paternal. Treinta años después, Pappo sigue viviendo en la misma casa y, mientras espera para la sesión de fotos, continúa jugando con su gran amor: la guitarra. Un amor eterno, sin tiempo ni lugar.


La selección rockera

"Pappo & Amigos" es un disco repleto de sorpresas. Y más allá de la presencia de un extenso seleccionado de rockeros argentinos, la primera es la voz y el sonido que logró el Carpo para estos clásicos del rock local. No parecen canciones escritas tres décadas atrás, ni mucho menos. "Me veo actualizado con respecto a "El auto rojo" -destaca Norberto Napolitano, comparando su más reciente producción con el último disco que grabó con temas nuevos-. Cambié la forma de tocar la guitarra, el sonido, el contenido. No demasiado, pero un par de cosas han cambiado. Estoy tratando de modernizarme un poco más."
A lo largo de las 41 composiciones -repartidas en dos CD-, las buenas interpretaciones se suceden. La potencia de Divididos en "Sucio y desprolijo", la inevitable transformación que hizo Andrés Calamaro -todo lo que toca lleva su sello- con "Nunca lo sabrán" y "Mi vieja", el festivo y arengador "Fiesta cervezal" en manos de La Renga, Vicentico con su lamento en "Desconfío", la profesionalidad de A.N.I.M.A.L. en "Triple seis" y "Cabeza de martillo" y la desfachatez de Viejas Locas en "Blues local", entre tantas otras.
"Lo que más me sorprendió de toda la grabación -asegura Pappo- fue la voz de Iorio. No puede ser que sea tan buena, tan podrida. Después, la versión de "Sucio y desprolijo" de Divididos es increíble y la polenta que tiene La Renga es de otro país. También me sorprendió bastante la voz de Andrés Ciro, de Los Piojos. Se parece a mí cuando tenía veinte años." "Pappo & Amigos" es un disco que, por contrato, no podrá salir al exterior. La diversidad de artistas -pertenecientes a diferentes compañías discográficas- hace que sea imposible llevar el álbum al exterior. Entonces, se podría decir que es algo así como "hecho por y para argentinos", sentencia Pappo.
De todas formas, dos días después de los conciertos en Obras Sanitarias, Pappo viajará a Florida, Estados Unidos, con la firme intención de editar "El auto rojo" en las tierras de su amigo B. B. King. Y aprovechará la ocasión para tocar junto al rey del blues en Washington.
Para los shows del 16 y 17 de este mes, el músico planea hacer subir al escenario a la mayoría de los artistas que colaboraron en el disco.
"No va a ser un recital común. Hay muchos invitados y por eso decidimos hacer una lista de temas. Algo que nunca hago. Las primeras siete canciones vamos a tocarlas sin parar, en formato trío. Y después, empezarán a desfilar los invitados."

 
"30 años no es nada"
Diario La Nación, Suplemento Espectáculos
12 de Junio de 2000
Sebastián Ramos
Mariana Araujo y Archivo