PAPPO
Después del regreso
Cuando se escriba, en el año 2000, una nueva
historia del rock nacional, Pappo ocupará un lugar de infinita importancia.
Por esas épocas tal vez sean cientos (Revolución Productiva mediante) las bandas
de heavy espacial que convoquen al rito sagrado del metal. Y será bueno recordar
la prehistoria, treinta años atrás, cuando al comando de Pappo's Blues, Norberto
Napolitano inauguraba el rock pesado en Argentina. No conforme con eso, casi
diez años más tarde, Pappo tenía otro invento a la escena del rock argentino:
el heavy metal con Riff en un viaje de cuatro años deliciosos, donde el único
problema era la energía incontrolable, que daba luz verde a los azules.
En 1987, Pappo enfilaba hacia los Estados Unidos. Le gustó. Se quedó. Pero el
público argentino no lo olvidó. Las pruebas al canto fueron los cinco shows
al taco en Satisfacción, donde las otrora huestes metálicas deliraron al compás
de poderosas versiones de los clásicos del Carpo, a cargo de su dueño, quien
capitaneó a los Widow Makers, una briosa banda que intentará en un corto plazo
subirse al tren metálico de Los Angeles.
Durante la ausencia de Pappo se corrieron muchas bolas. Que se había teñido
el pelo de naranja. Que estaba trabajando de mecánico. Que estaba acompañando
a Johnny Rivers. Que tocaba en la banda de Palito Ortega. Bolas que rodaron
al ñudo. Pappo, en esos dos años y pico de estadía en Estados Unidos, se dedicó
a hacerse de abajo. Pero todo eso lo cuenta el mismísimo Pappo de manera mucho
más divertida.
Hace como dos años que te fuiste. ¿ Qué hiciste
en todo ese tiempo?
Pappo: Dos años y siete meses... A mí me invitaron
a entregar un premio de música latina a Miami. Se dijo que yo fuí
allá y no recibí ningún Premio. Pero yo no fui a recibirlo: fui
a entregarlo. Premios no me hacen falta más (risas). Llegué a Estados
Unidos sin ninguna conexión , solo. Yo soy un tipo que se la juega.
Pero allá vas directo a lo que querés, no tenés obstáculos. Estuve
un tiempo largo buscando con quien tocar. Estuve un año tocando
en la Walnum Blues Band. Era conocida, pero en en el circuito de
los bares. Una especie de banda de barrio. Los Widow Makers son
otra cosa, más profesional. Tocamos en el Troubador, en el Whiskey
a Go-Go.
Después de Miami me fui a New York, pero allá es todo muy rápido,
un kilombo. Tenés que conocer mucha gente, porque sino, te quedás
afuera. No me adapté y me fui a Los Angeles a ver una gente amiga.
Me gustó más: la gente es más tranquila, el lugar el lugar es más
copado. Yo me fui de acá, porque estaba saturado de Buenos Aires.
Pude estar más tranquilo, sin la presión de ser conocido. Y me hizo
bien: aprendí un tocazo, me pude dedicar más a mi instrumento, dejé
mis hobbys, etc.
¿Y de las bolas que se corrieron? ¿Hubo algo de cierto?
P: No, nada que ver. A Palito Ortega lo fui
a ver, porque lo conocía de acá. Me hizo unas copias de video. Y
como él tiene que ver con SADAIC, fui a arreglar unos papeles. Una
visita social. Lo de los autos era un hobby míoacá, era un desahogo.
Y el pelo lo tengo igual.
¿Cómo te sentís en Estados Unidos?
P: Me gusta mucho trabajar allá. Sobre todo
en Los Angeles que es la capital del rock pesado. Hay un movimiento
que es imparable. Voy a seguir allá mi carrera.
¿Cómo conociste a los Widow Makers?
P: Allá hay un periódico y por medio de él
se armaron todas las bandas de Los Angeles. Ejemplo: Motley Crue,
Metallica, Testament. Puse un aviso en el diario, ofreciéndome,
que decía "si no les gusta Black Sabbath o Metallica, no llamen"
(risas). Yo quería tocar con bandas pesadas.
Después de haber tocado acá nos vamos a Miami a tocar y vamos a
hacer una gira por 24 estados acompañando a una mina que se llama
Natasha Lee. Es repesada la quía.
¿Estás contento de haber vuelto? ¿Notaste cambios?
Sí, me gustó volver. Vi a un montón de amigos,
pasé las fiestas con mi familia. Noté un cambio muy grande en el
público. Se portaron muy bien, ya no quieren participar tanto, quieren
escuchar. Eso me parece fenómeno, porque ellos no tienen un plan
de trabajo y estropean la fiesta. En la última etapa de Riff se
habían puesto demasiado pesados. Yo hacía un espectáculo con cadenas,
una ficción. Pero no era para tanto. Las bandas de acá están sonando
mejor. Trabajaron muy profesionalmente con nosotros. A Ricardo (Iorio)
lo conocía de V-8, pero ahora está mucho mejor.
¿Viste bandas de allá?
Me vi todo. AC/DC. Metallica, Whitesnake, Iron
Maiden, Motley Crue. También vi a los grandes de la guitarra. Lo
vi a Jeff Beck y es una cosa increíble. Vi a Stevie Ray Vaughan,
pero Beck es superior. A nivel mental. Parecía que estaba en una
nave.
California mata, hay mucho ambiente. El padre de Rick Ness, el violero
de los Widow, era jefe de los Hell'Angels. Todavía lo es. Lo podés
ver arriba de una Harley con todos los bikers (motociclistas). Pero
están más calmados. El viejo de Rick tiene como cincuenta años.
Y es repesado. Pesadísimo. Pero los bikers son buena gente. No hay
que molestarles, nada más.
¿Notás diferencia, en cuanto al laburo, entre los músicos
de acá y de allá?
P: Sí, allá no hay tanta envidia. Si tu banda
toca bien, seguro te van a mandar una tarjeta de felicitación, o
van a ir a tu casa a saludarte. Acá también hay gente así, pero
hay un sector al que le cuesta reconocer lo bueno. Tuve un par de
comentarios tontos acá.
¿Te cuento una anécdota? La primera vez que subí a un escenario
allá, en Los Angeles. Fue en el Troubador. Empecé a tocar y cuando
sentí algunos gritos, me di cuenta de dónde estaba y qué estaba
haciendo. Me emocioné un toco. Tanto luchar para llegar ahí. Y al
final llegué. El punto máximo de mi carrera es llegar a triunfar
con los Widow en Los Angeles.
Por eso siempre les digo a los que recién están empezando: ¡Jamás
paren! Inclusive en el momento más difícil tenés que seguir adelante.
Siempre hay una nota más para aprender. Siempre adelante, y con
buena onda, no criticando. Porqueel verdugo murió. La sabiduría
está en lugar a donde uno se propone. Y triunfar. Aparte que usen
forros. Por el SIDA. En Estados Unidos todos los músicos lo aconsejan:
no a la droga, sí al profiláctico. Es la única salvación. Esto es
una señal; si no pueden encontrar el antídoto, el mundo va a desaparecer.
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PAPPO, Después del regreso |
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Revista "Rock & Pop" |
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12 de Febrero de 1990 |
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Sergio Marchi |
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Charlie Piccoli |
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