Del heavy metal a la telenovela
El Nuevo Pappo
Es un clásico de cuero negro y rock
pesado. Siempre jugó a ser el peor de la clase. Aunque ahora se
maquilla para una telenovela con Araceli González.
Proponga el siguiente acertijo a cualquier joven
argentino de entre 15 y... bueno, sí, 40 años: "Se tapiza de cuero
negro, como un diván. Su voz suena como el motor de un Chevrolet
400. Y cruzó las últimas tres décadas a bordo del mismo estilo,
sin alterar demasiado la marcha con rebajes bruscos. ¿Quién es?".
La respuesta será inmediata: "Fff, Pappo, quién va a ser". Norberto
Napolitano, también conocido como Carpo, nativo de La Paternal,
47 años, hijo pródigo del más estricto rock local y padrino nacional
del blues, calza un personaje de su exacto talle, que fue confeccionado
por él mismo y del que parecería imposible removerlo.
Sólo que ahora, desde hace un par de meses, el perfil de sus seguidores
traspasó las fronteras de las camperas negras y el ajustado rock
and roll. Y apunta a un target que incluye amas de casa, estudiantes
secundarios, abuelas que tejen y niñitos que están comiendo antes
de ir a dormir. Porque Pappo extendió su radio de influencia a la...
¡telenovela! Es el mecánico que entra en cada hogar los martes a
las 21, cuando los televisores sintonizan "Carola Casini", la tira
vertiginosa que produce Adrián Suar y protagoniza Araceli González.
Por eso, cuando el grandote y su vozarrón copan la pantalla, son
muchos los jóvenes que deben explicarle a sus madres que Enrique,
mami, es Pappo, el motor del rock pesado, fundador del grupo Riff,
ese que sacudió a la familia tantas veces desde el equipo de música.
Pero el detalle que, seguramente, conmoverá a las señoras mamás
es que Pappo, además, es el que cantaba eso de "Nadie se atreva
a tocar a mi vieja, porque mi vieja es lo más grande que hay". Aquel
hit, sostiene ahora Pappo, "es el primer antecedente
de popularidad fuera del rock y fue un poco el ingreso a la televisión,
aunque de otra manera". El tema fue compuesto por Sebastián
Borenzstein y, después de tocarlo en un programa de Tato Bores,
Pappo lo grabó en un disco solista.
Hace unos años, el contraste de la ecuación Pappo-telenovela hubiera
caído tan pesado como una paella con leche chocolatada a las cinco
de la tarde. Al menos para sus fieles seguidores rockeros. Sin embargo
ahora, son muchos los que celebran la incursión del ídolo de otros
rubros a la televisión. Es que, en la comedia, Pappo hace de él
mismo. Porque también es mecánico de alma en la vida real, porque
fuera de la pantalla también habla como un tótem que acaba de despertar
a la vida, porque anda vestido por la calle tal cual se lo ve en
la tele. Y porque a todo aquello que escape a su interés, el varón
responderá con un gruñido, tal como lo hace Enrique.
"Enrique es Pappo. Y Pappo se la creyó, por
eso puede hacerlo. Lo que pasa en 'Carola Casini' es verdad",
arroja con un gesto de seriedad que dura siete segundos.
Desparramado en un sillón del camarín ambulante donde se cambian
los demás actores, Pappo se comporta como el hijo travieso de una
familia cuando llegan las visitas. Está inquieto, además, porque
todavía no ensayó el diálogo que le toca en la próxima toma. "No,
ni loco, no esa porquería, no. Tengo el pelo limpio", se escabulle
a los gritos del gel con que intentan domar sus mechas.
"Dámelo a mí, que yo sé cómo es Pappo y me lo dejo parecido",
ruega con la cabeza gacha, mientras le embadurnan los pelos, hasta
que logra apoderarse del recipiente que no devolverá. Algunos compañeros
lo festejan, otros le echan miradas del tipo "suficiente, Napolitano",
mientras los técnicos comentan por lo bajo: "Sí, es un ídolo y lo
adoramos, pero es ingobernable".
Federico D'Elía -el novio de Carola en la serie- destaca que el
Carpo "tiene los pros y los contras de quienes no conocen la tele:
es relajado e inconsciente". Luego, delante de Pappo, el actor revela
un detalle que el músico desconocía: en las primeras actuaciones
le hacían creer que estaban ensayando y lo grababan. A Pappo le
divierte eso de ser el peor de la clase y, a la vez, el más apañado,
el más festejado. Pero, se nota, también le da un poco de vergüenza.
Porque, aunque sea en otra disciplina, sabe bien cuáles son los
alcances del término "profesional". Entonces se llama un rato a
juicio y recuerda que Riff terminó de grabar un nuevo álbum: "Que
sea Rock, se llama, para que nadie se olvide el significado de esa
palabra". Michel Peyronel es el baterista de Riff, conoce a Pappo
"desde hace demasiado" y no le sorprende "que se haya metido en
ésta", dice sobre el ingreso de su compañero a la tele. "Lo que
sí me sorprende es cómo hasta ahora ningún capítulo terminó violentamente.
Digo, frente a algunas situaciones parecidas a las de la novela,
en la vida real Pappo respondería a las piñas", supone Peyronel,
luego de remarcar que "el Carpo puede darse el lujo de hacer televisión
medio en joda y medio en serio, porque lo sostiene una gran credibilidad
como músico y porque es auténtico". Aunque ésta es la primera vez
que Napolitano desarrolla un personaje con continuidad, ya se había
metido fugazmente en los huesos de un ladrón, durante un capítulo
de "Poliladron".
-Es la segunda vez que la productora de Suar te convoca. Podría
haber una tercera... ¿el puntapié de una nueva carrera?
-Mi carrera es el rock. La televisión es el
paso posterior a toda una trayectoria musical, que me sirve para
ser un artista más completo, con más posibilidades de trabajo y
personales...
-¿Sentís por la calle que cambió tu público, que se agrandó?
-No, el público no se agrandó, se agrandó el
artista (risas). Creció.
-¿Lo haces por dinero? ¿Cuánto ganas en la tele?
-No, ni ahí. No gano mucho: por mes me pagan
lo mismo que saco por un show. Lo hago porque me divierto como loco,
asegura Pappo, mientras esquiva el rocío de agua hidratante que
Araceli le dispara sobre la cara.
-¿Esto te quita tiempo en la banda?
-No, para nada. Con Riff recién terminamos
de grabar, estamos ensayando y al toque me voy de gira solista.
Estoy cansado, nunca había tenido tanta actividad diurna. Al taller
casi ni voy, salvo para grabar...
Se refiere al búnker de trabajo de Napolitano padre, donde
se crió Pappo y ahora están grabando parte de los capítulos. "¿Te
das cuenta de que esta historia es posta?, actúo en el taller mecánico
de mi viejo", remarca. Y, aunque diga que eso no lo emociona,
mientras lo cuenta la voz le pistonea, porque Napolitano padre murió
hace casi dos meses.
Inmediatamente, se pone serio y comienza a practicar el diálogo
que luego irá repitiendo por la calle, ante cualquiera que se le
cruce. La escena es en una fábrica de pastas. Su intervención consiste
en decir: "De qué son los ravioles?"; "De pollo y verdura, pero
no te los comas crudos", le responde Carlos (Víctor Hugo Vieyra).
"Me como el raviol o me como al chilote", le retruca Pappo con rostro
temerario (en alusión a su contrincante, el otro mecánico de la
serie, interpretado por Pablo Cedrón), mientras efectivamente se
traga 1, 2, 3, 4 ravioles crudos.
Esa misma noche, Pappo aparece en el shopping nocturno Buenos Aires
News, acompañado por uno de sus sobrinos adolescentes y una linda
señorita de 18 años. Pappo divisa a Juan Bautista "Tata" Yofre,
el menemista y polémico ex titular de la SIDE, y se acerca a abrazarlo.
El vínculo nació por una pasión compartida: el blues.
-¿Alcanza eso para relacionarse con personajes del poder tan cuestionados?
-Los seres humanos se comunican por interés
o por sentimientos. Mi amistad con el Tata es musical. Todo lo demás,
lo desconozco. No me importa lo que hace.
-También flirteaste con Menem y apoyaste su campaña del
95...
-No apoyé un carajo. Lo único que dije es que
con este gobierno vinieron Los Rolling Stones, ensancharon la Panamericana
y arreglaron los teléfonos. Es la opinión de un músico que no sabe
nada de política.
-¿Tampoco te molesta que te apunten por ciertos episodios
que parecerían haberte arrimado a la frivolidad: cirugías, polo,
etc.?
-Ese rollo no es mío. Al polo juego desde los
17 años y hay que tener muchos huevos para hacerlo, el que me critica
que se suba a un caballo. No lo hago demasiado porque tengo miedo
de lastimarme las manos y si no puedo tocar la guitarra me muero.
Además, no sé por qué dicen que el polo es concheto cuando es mucho
más caro el automovilismo.
-Pero ¿hay un nuevo Pappo?
-No. Pappo es el mismo. Sólo que ahora entendió
que no se las sabe todas.
Napolitano revela con entusiasmo que, tal vez, hará de camionero
en "Carola Casini". Y la mirada le brilla al músico automovilista.
Que intencionalmente juega al hombre cactus: lanzando gestos y palabras
como espinas, desde un corazón blando que lo delata por los ojos.
La versión del chico malo es parte de otro show.
|
|
|
El Nuevo Pappo |
|
Revista Viva, Diario Clarín |
|
28 de Abril de 1997 |
|
Carolina Muzi |
|
Roberto Pera |
|
|
|
|